jueves, 7 de mayo de 2009

...Pero no es la misma lluvia


La misma ventana,
El mismo decorado inmóvil:
Esos chopos apuntando recto a un cielo inalcanzable;
Esas casas esparcidas en lo alto de la loma que impide ver el horizonte incierto;
Esa hierba casi siempre recia, verde, húmeda
Sirviendo de colcha o cobertor a la esponjosa tierra;
Esas aulas silenciosas,
Ese río escondido en el hueco del meandro silencioso.
...
La misma hora, las mismas caras,
El mismo alarido del perro solitario,
La sirena de la una,
La misma luz de la mañana...
...
Pero no la misma lluvia,
No esa lluvia que daña, empapa, enfría, adormece
O entristece el letargo otoñal de este noviembre (diecinueve);
No esa lluvia que conmueve, vence, rasga el dolor y lo convierte en sangre;
No esa lluvia de aristas y mordiscos,
De punzones de glaciar o de magma efervescente.

Hoy la lluvia es diferente.
Esta lluvia de hoy lava los tejados, lava los colores,
Lava la ondulada ascensión de la hiedra en el ladrillo.

Hoy es lluvia que abraza, hermana, unifica pensamientos.
Es tu cara hoy,
Tu cara mojada,
Tu cara sobre los chopos, sobre las casas,
Sobre la hierba, sobre las aulas,
Llegando a mí desde la nube mayúscula,
Desde el horizonte incierto,
Invencible frontera del espacio que abarca todo lo vencido.