jueves, 18 de diciembre de 2008

PLEGARIAS DE AGUA, SAL Y LUZ



Mi corazón de pétalos ligeros
Para la almazara.
Para el aguazal
El sudor que me provoca tu aspaviento.


Te invito a seguir la estela acuosa de los caracoles.
Ven.
Exploremos el polvo dorado de la lágrima que reza.


Pasaron esas nubes
Como pasan, a veces, los suspiros.
Ahora hay poco cielo.
Sólo un pájaro en tu rostro
Y luz engominada en sus mejillas.


Bajo el rostro caprichoso del insomnio
Se levantan, adustas, las espinas.
¿El aguamanil?...
Debajo de la cama.



Oscurece y llueve
Mientras trago el polvo de sus pasos
Y rezo ante abanicos rotos de hace años.


En los presumidos encajes de las nubes
Vuelan
Los puños coloreados
De la mariposa que embiste la lluvia
Que provoca una tormenta de arcoiris.


A las nueve se pierde tu rostro entre las olas.
Sólo hay verdad cuando te callas.
Gavillas abisales se llevan las mentiras
(Y salgo corriendo para no ahogarme
En el maremoto que provocas).


Tus manos flotando en mis aguas,
Tus palabras navegando hasta mi playa.
El mismo barco en un espejo plateado:
Has llovido flores
Y visitas mis rincones acuosos.