
aquel día se alinearon los vértices nocturnos,
el mar subió a las nubes, todo, entero,
y lamió, de golpe, la cabeza de los robles,
la cabeza de las cúpulas,
la cabeza de los mudos paraísos ...
Todo lo cubrió de una melancolía blanca.
Es verdad que el mar subió a las nubes
aquel día
que tu cuerpo tembló sobre los lirios
y mi cuerpo lloró sobre las rosas.