
Me duele la fragancia del lirio sepultado,
Me duele la nieve que corona la cresta
Pero no mi casa fría.
Es tarde para verte,
Tarde para rondarte a la luz de la farola.
Te entretienes al fuego de las velas
Y me dejas sin canción de primavera.
Mi mirada descansa en esta encina, a la sombra de las mariposas grises, en lo hondo del corazón, sobre las espigas quietas.