sábado, 18 de abril de 2009

AMENAZA LLUVIA


Es así: Abres puertas,

colocas el geranio en la ventana,

pintas un arco de luz en las paredes,

te entretienes en regar la enredadera...


Amenaza lluvia,

bajas las persianas,

no toleras que se moje el corazón;

te molesta el húmedo frescor rozándote las venas...

Puedes respirar

el aire que te llega por la débil rendija,

parpadeas,

no lo crees: la tormenta viene haciendo estragos.



Amenaza lluvia,

te resistes a pensar que tu paseo no puede realizarse...

Te vence la inquietud: hay un gris-telaraña

frunciendo el ceño;

te seduce esa mirada de gato,

la alta insignia de las nubes pardas...

Gruñidos, airados polifemos

parece que dañan la quietud.

Te molesta el giro que va formando la tarde,

la veladura de añiles, el color que se destiñe,

la mancha sobre calles y balcones...


En el rincón espera tu paraguas azul.

Abres puertas, cierras puertas,

dejas que el geranio se renueve,

bajas la persiana, pones botas...



Amenaza lluvia,

tu corazón empieza a protegerse.

Que vengan las gotas purificadoras,

que maculen entresijos, vanidades,

desaciertos...

deja que las nubes te regalen su bautizo.


Llámate Esperanza, nuevamente,

deja que las aguas fluyan,

que las gotas lloren tus pecados

y rediman las miserias escondidas.